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martes, 15 de octubre de 2019

Ecos de tu silencio

Supe de ti esta tarde y des de entonces dos palabras persisten en mi cabeza: siete años.
Los Beatles en ese periodo publicaron todos sus discos, Mozart escribia infinidad de composiciones y Woody Allen filma y estrena de seis a siete películas.

Pasaron mas de 2500 días sin que nadie te echara de menos? Nadie se preguntó dónde estarías? Nadie te buscó?

Habíamos ido juntos al colegio, eras un líder en clase. Al acabar EGB no volví a saber de ti. Dicen que caíste en la droga, que vivías con la única compañía de tus perros y gatos en el piso que heredaste tras la muerte de tus padres.

Que te pasó?
Quisiste acabar con tu solitaria vida?
Se te fue la mano con la dosis?
Te imagino delgado, con los pómulos hundidos y algún diente de menos, aunque un día fuiste un bebé regordete. Veo la goma como se acaba de desanudar sola en tu brazo, mientras sueltas la jeringuilla y te dejas caer suavemente en la cama, intuías entonces que ya no te levantarías?
Tu deteriorado corazón se paró, el mismo que de pequeño latía con fuerza mientras jugabas al fútbol.
La naturaleza empezó con su proceso de autodestrucción y tu cuerpo, poco a poco se fue reciclando. Para cuando tu hermano (seguro, escarmentado contigo) tuvo a bien buscarte en tu piso, habían pasado siete años.
Allí seguías, en la cama y en tu mundo congelado en 2011.

Habías ido mutando en esa casa. Imagino la secuencia pasada a velocidad mil veces aumentada; veo la estancia cubriéndose de polvo, veo a tu cuerpo iluminarse con el sol y oscurecerse con las sombras y dia a dia, semana tras semana vas desapareciendo, mientras a tu alrededor no hay movimiento. A través del balcón veo las gotas de lluvia chocar con el cristal. Ahora, blancas líneas entrecortada pasan como estrellas fugaces por el rectangulo de la ventana cubriendo el alféizar de nieve, que en un suspiro se derriten volviendo a agua. En los meses de mayor horas de sol, la luz, se proyecta en caprichoso angulo, provocando con tus restos una sombra en vaiven, tenebroso baile al compàs del tiempo.

Has pasado por la vida, como la brisa sin apenas dejar huella.
Todos somos un pestañeo en el tiempo, pero a la mayoría, al menos por un instante, se nos echará de menos.

En memoria de un invisible.

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