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viernes, 25 de enero de 2019
El despertar
Antes de la llamada...
Llego a casa a las 8 de la tarde, un lunes cualquiera, vengo de recoger a mis hijos de extra escolares.
-Esta noche cocino yo!
A lo que los peques responden:
-Pizza, pizza, pizza!!!
Su madre mucho más exigente con la nutrición les hubiera cocinado pescado o verdura, así que ellos tant contentos, luego me chantajean para saltarse la ducha y ver la tele, a lo que yo, feliz, cedo.
Me llega un watts de Sandra, mi mujer:
- Llegaré tarde, la reunión se ha atrasado. Dales a los niños un beso de mi parte.
Chinpón! ni "lo siento" ni " espérame despierto" ni un puto emoticono estándar de besito o carita guiñando un ojo.
En fin, la rutina, los hijos, el trabajo, poco a poco enfrían la relación y un día miras a la persona que te iluminó el mundo y simplemente, ya no la ves.
Guerra de cojines, ataque de cosquillas y finalmente beso de buenas noches:
-Y este de parte de mamá!
Tirado en el sofá, miro un programa super friki: Las mil maneras de morir. Un formato americano que con actores, recrean las muertes más estúpidas que te pueda imaginar mientras una voz en off relata los hechos en clave de un humor muy negro.
En estas llega mi mujer.
-Hola, que tarde no?
-Pues ya ves, nos han vuelto a posponer la reunión más de una hora, como si su tiempo fuese más valioso que el nuestro! Pedantes egoístas!
-Bueno que se le va hacer, ven sientate a mi lado ahora ya estas en casa.
-Uffff! Que va! Me voy de un salto a la cama, por hoy ya tengo suficiente.
-Te acompañoooo-dije alargando la o y poniendo cara de travieso en un patético intento de seducción!
-No cariño, de verdad que estoy agotada- dijo besándome en la frente!
-(En la puta frente, que clase de beso es ese, joder!)-me quejé para mis adentros
Mientras mi mujer se alejaba escalera arriba hacia la cama, en la tele moría una cheerleader, víctima de una bola de su cabello en el estomago, que ella compulsivamente llevaba años comiéndose.
Estoy cachondo y cabreado (es eso posible? Pues si!) me tapo con la manta, como si tuviera quince años, por si bajasen los niños o incluso ella, y me empiezo a masturbar.
Suena el teléfono, la música estridente me levanta de un salto, y con la polla fuera corro a descolgarlo rápidamente para que no despierte a nadie.
-Sssssshhhh! -una susurrante voz masculina, me manda callar.
-No digas nada, ya has llegado a casa con el troglodita de tu marido? Será mejor que esta vez te duches por que apestas a sexo del bueno. Dulces sueños!!!!-y colgaron. Era el teléfono de Sandra.
Despues de la llamada...
Oleadas de odio, dolor y asombro, azotan mi estomago. Me dejo caer en el sofá, con mi flácido miembro aun fuera del calzoncillo, mientras me recompongo miro una y otra vez el movil como buscando una respuesta que este no me iba a dar.
Dudo si volver a llamar a ese tal...
-Como se llamara? A ver el contaco? No tiene nombre, solo una letra, J.
Me vienen a la boca un montón de palabrotas destinadas a mi mujer. Yo que jamás le he faltado al respeto, solo me apetece insultarla.
Mi primer impulso, es subir los escalones de dos en dos y zarandearla hasta sacarla de la cama y pedirle a gritos una explicación.
Me paro delante de la puerta de la habitación de mis hijos. Doy media vuelta y me largo en mi coche. Compro una botella de whisky, aunque no soy muy dado a la bebida. Sigo conduciendo hasta llegar a un rincón solitario, con vistas a una carretera que serpentea entre montañas. En otro tiempo, solíamos venir con Sandra, a charlar y hacer el amor, de novios,cuando no teníamos casa.
Paro la radio y bajo las ventanillas. La noche es templada y el silencio solo se rompe por el eco amortiguado, del rumor de los coches.
Mientras bebo, reflexiono sobre mi matrimonio, que habré echo tan mal para una traición como esta?
Soy un buen padre; jugón, cariñoso y estricto, una buena combinación. Es de lo único que no dudo.
Como marido.... bueno supongo que no soy el de antes, ella tampoco.
Acepte hace mucho que yo debía trabajar porque ella estaba acabando la carrera y después el master, y acepté sus viajes de negocios. Al llegar los hijos, una grieta invisible partió en dos nuestra cama, pacientemente la intente rellenar para volver a unir la pareja. Pero los encuentros se volvieron tramites a resolver y la espontaneidad y el deseo desaparecieron, igual que las caricias y los besos, que ya solo eran para ellos.
El cielo esta despejado, la luna ilumina el salpicadero del coche, y el eterno titilar de las estrellas me hace sentir muy solo. La bebida me deja muy triste. Embriagado y violento salgo del coche. Flexionando las rodillas y con la manos cerca de la boca, como para aumentar el sonido, lanzo un grito a la noche, casi un aullido, que parece asustar a los coches.
Veo mi tenue reflejo deformado en el cristal de la puerta, no me reconozco, parezco un monstruo, lleno de rabia y de un dolor, que no merezco.
A duras penas acierto con la llave y temerariamente vuelvo a casa.
Esta vez la música a todo volumen, ensalza mi locura, intento no oír las voces que intentan convencerme de buscar venganza.
Abro los ojos, el corazón martillea con fuerza bajo mi pecho, el sudor cubre mi cuerpo y humedece las sabanas. He tenido una horrible pesadilla, soñé que llegaba a casa y que con mis propias manos ahogaba a mi mujer, le apretaba el cuello,con los ojos muy abiertos me miraba incrédula. Imágenes de ella follando con el tal J, me devolvían la rabia, cuando su gestos me debilitaban.
Estoy en la cama, deduzco que es de día por la tenue luz que traviesa las persianas, un dolor punzante me traviesa el cerebro. Soy incapaz de mover un músculo de mi cuerpo. Intuyo que mi mujer sigue durmiendo a mi lado, aunque esta destapada. Pienso que fue mejor caer rendido al llegar a casa, hoy tendremos la oportunidad de hablar, después de 18 años nos merecemos otra oportunidad, no será fácil pero al menos por los niños, deberíamos intentarlo.
Consigo incorporarme a medias y me inclino hacia ella para despertarla, pero el tacto helado, duro y ligeramente hinchado de su piel, me rebela la verdad, no sido un sueño
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